Y así, al amanecer todos ya hemos muerto, confiados de nuestras vidas pasadas y mirando como el sol excava el cielo. A pesar de tan magnifica y expresiva escena, hay gente que se niega a ser vencida a veces ayudado por asistentes inertes, por recuerdos alegres o porque interpreta la muerte de forma melancolica. Todas las formas son respetables o mas bien, todas conducen a lo mismo y en ese sentido, la vida se transforma en una broma de mal gusto, en una tomadura de pelo, en una afrenta perpetua. Hemos preferido morir todos los días. Eso es un hecho. La eternidad nunca estuvo hecha a nuestra medida, pero la humanidad es a veces muy terca, incredula, o bien, ha sido pateticamente audaz. Hoy me resisto a morir, pero lo haré por mi futuro y el de las proximas generaciones.
Siempre habrán noches para los valientes.
J. Peralta