viernes, 11 de julio de 2008

Cripticas referencias y ejercicios de dolor

Para escribir versiones póstumas de la vida, hay que estar tranquilo, observante, quieto. hay que observar las propias desilusiones y las mentiras varias, hundirse en el fondo mas obscuro. La calma no es la pasividad que rodea la eterna rutina, sino, el temblor de saber que por mas bien que parezca todo, todo esta mal, y aun no pierdes la ruta trazada en la infancia.

Escribir en códigos es nocivo, porque luego se olvida para el lector y para el autor. pero entre tener un buen/mal momento de catarsis lingüística/existencial, y perder el tiempo en desdoblar fotografías del alma, prefiero lo primero.

Es (para mi) preferible (a veces), escribir para el respetable, crear lúdicos momentos y crueles ejercicios de meditacion.

Jorge Peralta Q.

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