lunes, 14 de julio de 2008

La puerta y la calle...


Miradas, son como espejos que recorren impunes los caminos de la ciudad, donde cadáveres, sangre y corazones adornan los pulmones verdes, melancólicos, de aire gris, de la capital. Entre estos caminos viajo, tratando de no mirar el reflejo delatador, por el miedo de ser aniquilado en el acto o agonizar en medio de una pileta llenada por lagrimas nocturnas para no ver , como las monedas dan su ultimo resplandor, suplicándole a la luna que los sueños de aquel tipo moribundo se hiciesen realidad por una sola noche y terminasen en una cama en el amanecer. Por ello mi mirada se dirige hacia el cielo por que ese espejo ya lo han quebrado mis nubes de desesperanza, es mi refugio indestructible, avanzar hacia la locura y golpear la puerta calcinada de los que ya han gritado su nombre sin cesar , esperándolos en las brasas del sol que ha intentado penetrar.
Cuando golpeo esa puerta siento el aroma a café y una niebla sofocada por mis pensamientos muertos en ceniceros de mazapán , cierro mis ojos para sentir los labios prestados por otro, no se si estallar de alegría o desatar mi rabia por tal crimen, apuñalarme de frente y sin compasión, pero no puedo, veo su rostro, reconozco su beso, me estremezco y caigo a una banca mas arriba de los otros, en ello trato de contemplar la oscuridad de la lluvia que sobremoja mis escritos puestos en la mesa de azar, donde mis sombras se juegan la posibilidad de aniquilarme allí devorando mis sueños. Sin dudarlo salgo del lugar para volver a caminar por la vereda del que iba ser esta noche descuartizado, mi corazón llega primero que mi cuerpo a la esquina alumbrada por los ojos de un cadáver, que en ocasiones late en la noche de las estelas verdes, camufladas en la clandestinidad cómplice de la razón. Termino mi viaje y me preparo para morir junto al beso tímido de un recuerdo, coronandome en un trono de madera, al ser que perdió la pasión en un camino sin final.

Ariel Meza..Seudopoeta y escritor

1 comentario:

La Tribu/Profes/Historia dijo...

ahora cacho porque nadie habla en la calle, deben estar todos tristes...

J.Peralta