Conversando con mi Padre no hace muchos días, me permitio percatarme de un hecho del cual no había tomado conocimiento. Mi Viejo es, practicamente, un boleto garantizado para viajar, una transgresión segura al Tiempo y al Espacio, y lo logra de tal forma, con tal naturalidad, que cualquier historiador envidiaria esa condición. Y es obvio, un hombre de 72 años, que a la fecha todavia sale a recorrer Santiago en bicicleta, es un almanaque, con su propio lenguaje, con sus propias experiencias e incluso sus propios valores. Ahora, imaginen una conversación entre un Papá y un hijo, toda una estructura mental ya definida con las caracteristicas mencionadas y un estudiante de Historia de 23 años.
Esto es más o menos lo que logre rescatar de una conversación al calor de un par de cervezas:
Por lo que me dio a entender mi viejo, él quedo atrapado en los 50. Una época al parecer en donde se guardan los mejores años de su niñez y juventud. Traten de trasladarse entonces al Santiago Centro de esa época, en donde básicamente la ciudad era esta: Hacía al sur, se extendia a la altura del paradero 18 de Santa Rosa. Hacía el Norte más o menos a la altura del Estadio Santa Laura. Hacía el Este se extendían unos inmensos matorrales que terminaban donde nacía el Estadio Nacional. Y por último, hacía el Oeste, más o menos a la altura del Club Hipico. Como se podran dar cuenta, la construcción de ciudad que posee mi Viejo, por lo menos a nivel mental, no es muy amplia, pero sin embargo encierran estos puntos cardinales pequeñas grandes historias.
Esto es más o menos lo que logre rescatar de una conversación al calor de un par de cervezas:
Por lo que me dio a entender mi viejo, él quedo atrapado en los 50. Una época al parecer en donde se guardan los mejores años de su niñez y juventud. Traten de trasladarse entonces al Santiago Centro de esa época, en donde básicamente la ciudad era esta: Hacía al sur, se extendia a la altura del paradero 18 de Santa Rosa. Hacía el Norte más o menos a la altura del Estadio Santa Laura. Hacía el Este se extendían unos inmensos matorrales que terminaban donde nacía el Estadio Nacional. Y por último, hacía el Oeste, más o menos a la altura del Club Hipico. Como se podran dar cuenta, la construcción de ciudad que posee mi Viejo, por lo menos a nivel mental, no es muy amplia, pero sin embargo encierran estos puntos cardinales pequeñas grandes historias.
Por ejemplo,las memorables tardes en las cuales él y sus amigos corrían hacía el Nacional a ver las dobles jornadas deportivas del fútbol nacional. Ahí me entere por ejemplo, que en aquellos años, el clásico de Chile, era el Universitario. Mi padre me habla de 60 mil personas en aquel Estadio, repleto a no más dar. Y lo más curioso, para los que no lo sepan, La "U" ya era uno de los grandes de nuestro balon pie, sin necesitar esa pseudo hinchada que poseen ahora. Mi viejo me habla constantemente de esos clasicos, con familias enteras en el estadio, sin ningún problema, más que el tal vez quedarse sin comida en el transcurso del partido. El ultimo dato futbolistico, tiene relación con el otro clásico, el de Colonias, disputado entre Union Española y Audax Italiano, de ahí el amor de mi Viejo por los colores verdes.
Viejito...¿Y qué tal las noches por estos lados? pregunte. Especificamente por los prostibulos locales. Una mirada sonriente, si, sonriente, como mirando timidamente hacía el pasado, él solo atino a responder: "Estaba lleno. Pero tu Tio sabe más de esos asuntos (su hermano), yo andaba jugando a las bolitas todavía, pero estaba lleno". Liquidez no debia faltar entonces, en terminos económicos, dije, porque donde hay prostitutas hay plata. Claro que sí me respondió. Su Padre fue zapatero, y me comentaba que en su casa núnca falto la carne ni el pan. Lo que desmitifica mi idea de un centro urbano proletario pobre y escaso de alimentos. Al contrario, su familia, que eran cerca de 30 personas en total, se juntaban todos los domingos a almorzar, lo que parecía la mesa Te Club, infinita como ella sola, con vino y comida abundante. Y me queda algo claro, mi Viejo perteneció claramente a un sector proletario urbano, pero que por largo tiempo no supo de necesidades, por lo menos de las básicas. Y no solo él, sino que el propio barrio. Me dijo: "Uno iba a la carniceria y compraba de todo, incluso lo que hoy te venden como sobras, en esos años te lo regalaban para la comida del gato".
¿Peligroso el barrio? lo asalte con una nueva pregunta:
Si me respondio. De hecho me comento que él y varios de sus amigos asistireron a la fundación de la Legua, que en aquellos tiempos era un barrio tranquilo, pero luego "cuando empezaron a llegar weones de otros lados se puso malo ahí". Me cuenta con gracia que nunca le sucedio nada malo, por que era muy bueno "pal webeo". Todos se reian con él, claro si era el más pequeño de su grupo de primos y amigos. Por lo demas "A los de Maule no nos webiaban mucho (Nombre del barrio donde ha vivido toda la vida), por que, o eramos buenos para la pelota en el Cañonero (Club deportivo en el cual jugo en esos años) o buenos pa` los combos. Sobre todo con el Carne Amarga. Ese era choro, pero un buen choro".
Para resumir en una última pregunta toda una tarde de conversación, le pregunte si recordaba a algún político de la época. Para mi sorpresa me dio una serie de nombres que quede impactado. Lo que si me recalco que la mayoria eran Radicales. Y me conto una anecdota que me parecio notable. En epoca de campaña, se hizo presente en el barrio Jorge Alessandri Palma, presidente de nuestro país. Visito una casa del barrio en donde fue invitado a pasar y conversar con los vecinos. Era de publico conocimiento y aceptacion el deambular de el "viejo negro", el tipico ebrio urbano que no tiene un lugar fijo en la ciudad, y que esta en todos lados. Mi padre, con sus amigos, no tuvieron mejor idea que darle unos cuantas copas de vino al pobre caballero, llevarlo evidentemente ebrio a la residencia en la cual estaba el futuro presidente de la república, ponerlo en la puerta, apoyado en ella de pie, golpear con fuerza en aquella puerta y llamar desesperadamente el candidato para que saliera de manera urgente. Fue asi, como un presidente de la nación, recibio todo el cuerpo de el tipico curao chileno encima, y fue gracias a mi Viejo.
Tantas anecdotas, tantas historias, de las cuales, por que no, podria hacer Historia. Las demas anecdotas me las guardo, como parte de nuestra intimidad. Te quiero Viejito.
Zesju
PD: Suerte a las madres en esta semifinal. Saquen la cara por nuestro futbol.
2 comentarios:
Buenisimo escrito compare... un excelente referente de la idiosincracia chilena con la experiencia del curadito.
Besos mojon de mierda.
Melisso
wena wn, ta entretenido el relato, dan ganas de escuchar a tu viejo por como cuentas la historia.
J.Peralta
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