Recuerdo ir en dirección al San Carlos de Apoquindo en nuestro lujoso auto que mi padre se había comprado, sacando las banderas cruzadas por la ajustada ventana deslizante de la Citroneta a las 11 de la mañana, sin correr el riesgo de ser apedreados por las hoy conocidas barras bravas.
Vagos son mis recuerdo de niñez de las inmediaciones del San Carlos, uno de ellos es precisamente el que más recuerda mi padre, como él mismo menciona: “Te me habiai perdío, y cuando miré pa’ bajo, estabai entre puro chiquillos rubios y vó el único piniñento de pelo negro jugando a la pelota. Te reconocí altiro”
El estadio Independencia ubicado en la comuna de Recoleta, era el recinto del C.D.U.C (1945 – 1971), convocando gran audiencia al igual como cualquier otro equipo en aquellos años. La rama de Fútbol estaba creciendo institucionalmente, y esto se reflejaba en la hinchada que atraía cuando comenzaban los 90 minutos más hermosos del mundo. Esta popularidad se refleja en la asistencia más alta registrada en un partido a nivel nacional, más de 82 mil personas asistieron aquel clásico universitario del año 63 en el Estadio Nacional, donde los hinchas de la U gritaban “CEATOLEI” y por su parte, los Cruzados gritaban un “CEACHEI”.
C.D.U.C a partir de 1971, se quedo sin estadio gracias a las deudas de la Pontificia Universidad Católica. 17 años pasaron para la construcción del recinto del San Carlos de Apoquindo en 1988, dando origen a la segregación de la hinchada cruzada. Gran parte del sector acomodado, se siente identificada con la institución por estar en el “mismo territorio” donde ellos se encuentran. En resumidas cuentas, el estadio que está arriba de la Plaza Italia, sumado a la inexistente locomoción de aquella época, la exclusividad era casi al 100% para esta particular hinchada ABC1.
Hoy en día, los de la franja poco a poco está volviendo hacer lo que era antes, un equipo con adherentes populares ¿Por qué pasa esto? Uno de estos factores es la locomoción colectiva, ahora son más de 3 líneas que recorren las inmediaciones de San Carlos que son C09, C02 y la troncal de Maipú 421. Antes de 1992, era inexistente. Otro factor y el más relevante fue la época gloriosa de los 90, donde no solo los cruzados vivieron el apogeo futbolístico, sino fue para todo el fútbol nacional, recordado por las buenas representaciones en las competencias a nivel internacional. En esta época, (a juicio personal) es donde nacen los nuevos ídolos del futbol nacional, razón que motiva al hincha para ir al estadio. En la católica, en esta década son muy bien recordados el Beto Acosta, Lunari, Pipo Gorosito, el gran Mumo Tupper, Oscar Birth (papá de Reiner Birth, arquero de la U.E) Bisconti, el mejor 6 de Chile y el eterno capitan cruzados Mario Lepe, en fin… Es la época que nacen ídolos y que hoy hacen tanta falta.
Desde aquel momento la hinchada del cerro comienza con el auge de espectadores, donde un factor muy mínimo que es la locomoción colectiva hasta el auge de los nuevos ídolos, provocan que la fanaticada se dirija al estadio. Sin duda hay que trabajar mucho para que esta segregación siga disminuyendo, se sentirá satisfecho y dado por finalizada esta lucha hasta que en nuestro recinto se jueguen los respectivos clásicos con Colo-Colo y Universidad de Chile. Ese día serán más los “piniñentos” de pelo negro en San Carlos.
Seguramente si mi viejo me hubiese extraviado hoy en día, le costaría mucho más encontrarme entre la multitud rubia de aquellos tiempos.
2 comentarios:
Como hincha cruzado, me hiciste emocionarme wn...
Buen escrito. Y algun dia celebraremos un Clásico en nuestra cancha, más tarde que nunca.
Buen debut.
Zesju.
notable analisis con tintes emotivos. concuerdo, faltan idolos y los que nos van quedando se caen a pedazos.
J. Peralta
Publicar un comentario